martes, 9 de diciembre de 2014

EL RATONCITO FITO

EL RATONCITO FITO

Fito el ratoncito, era el ratoncito más juguetón de todo el mundo, un ratoncito que todo el mundo quería porque era muy alegre, vivaracho, juguetón  y muy cariñoso. Solo había algunas cosas que a Fito el ratoncito no le gustaba hacer y una de ella era: ir a su escuela. Todos los días su mamita demoraba mucho en despertarlo, era todo un trajín cambiarlo, se escondía por aquí y por allá, la hora del desayuno parecía interminable, él comía muy bien, pero se demoraba muuuuuuuuuucho, porque simplemente no le interesaba ir a la escuela; ya cuando estaban listos para salir, a Fito le daban ganas de ir al baño, o quería llevar muchos juguetes a la escuela.  Su mamá lo convencía de que llevara solo uno o dos y que se los entregaría en la puerta de la escuela.  De camino a la escuela Fito, se quedaba observando una y otra cosa, o ya se le antojaba que su mami le comprara algo para la lonchera, entre que su mami le explicaba que no porque ya le había preparado su rica lonchera, pasaban los minutos y ya se hacía tarde, a veces su mamita lo mimaba y le compraba sus quequitos que tanto le gustaban, uno para el camino y otro para la lonchera, pero eso no podía suceder siempre, porque sus papitos tenían que ahorrar mucho dinero para comprar en unos años una hermosa casa muy grande, porque Fito iba a crecer, y él quería su casa con un gran jardín, donde jugaría mucho con su mascota y donde plantarían el gran palto para su casita del árbol que tanto ansiaba.  Lo cierto es que a Fito el ratoncito, no le gustaba su escuela, y le decía a su mamá que no le gustaban sus Misses, tampoco sus compañeritos, decía que allí no se sentía feliz, que no era divertido estar allí, y que la extrañaba mucho.  Cada vez que llegaban a la escuela se corría y era muy difícil hacerlo entrar. Su mamita estaba muy preocupada por Fito, pues él era un ratoncito muy inteligente y no quería que dejara de aprender cosas nuevas, importantes e interesantes. Así que le luego de mucho tiempo de intentar que entre tranquilo, y cuando faltaba poco para terminar las clases, La Ratona Rita le prometió a Fito que el año que entrara lo iba a cambiar de escuela, pero que tenía que acabar muy bien este año, también le hizo entender que sus Misses era buenas y que sus compañeritos también, solo que en la escuela todos iban a aprender y todos tenían que hacerle caso a su maestra cuando tenía que dar una lección y por lo tanto ellos tenían que permanecer sentados y escuchar lo que la Miss enseñaba. Fito no quería entender porque a Fito no le gustaba estar en silencio, tampoco le gustaba estar quieto, él era muy curioso y le gustaba hablar como a su mami, y era muy fuerte y ágil como su papá, y quería ir de aquí para allá, además le parecía que su salón era muy pequeño, a él le gustaba aprender, pero sentía que sus Misses no lo escuchaban lo suficiente porque habían muchos alumnos en su salón y entonces la profesora Isis, que era una hermosa gacela, que era muy buena y paciente aunque quería no podía atenderlos por más que tenía a Miss Lila, que era una bella osa panda que también era buena y la ayudaba. El sí las quería mucho, pero cuando no podían estar atentas a lo que él también hacía extrañaba mucho a su Miss con nombre de flor que siempre estaba muy pendiente de lo que hacía él y sus ex compañeritos que eran pocos y que los abrazaba y les hacía entender las cosas con mucho cariño y con una voz suave que le hacía recordar a su mamá. Violeta, la Sra Buho de grandes ojos azules como el cielo, así se llamaba. Y también recordaba a Miss Filomena, una ardilla muy divertida y abrazadora. Y a Miss Eva, una tierna y paciente Gallina que era muy bailarina. Y Anita que lo recibía en la puerta de su nido anterior con una sonrisa y una voz tan dulce como la miel.   Así que Fito le hizo una promesa a su mamita, le dijo que entraría a la escuela tranquilo, si ella lo acompañaba hasta la puerta de su saloncito y le daba un beso inmennnnnnnnnnnnnso que le dure hasta que ella lo recogía, porque a él le gustaba jugar mucho con ella porque era muy divertida, y le gustaba hablarle y escucharla sobre todo los nuevos cuentos que ella siempre le inventaba para él, la abrazó muy fuerte y le dijo con muchas lágrimitas acariciando su bella carita que él la extrañaba mucho porque la quería mucho y no quería que ella se quedase sola en la casita porque su papito regresaba muy tarde de trabajar y él quería acompañarla hasta que llegara para jugar juntos a la guerra de los besos. Su mamita la ratona Rita lo entendía y accedió y entonces Fito desde ese día que prometió que sí entraba a su colegio más tranquilo y contento porque le encantaban los besos de mamá, (sobre todo los besos inmeeeeeeeeeeensos que le daba cuando lo dejaba en sus escuela y le recordaba lo mucho, lo mucho que ella lo amaba y lo mucho que se divertirían después de la escuela, viendo películas, comiendo las ricas cosas que mamita le preparaba y haciendo las tareas que dejaban las miss y a veces ayudándola con los deberes de casita)... Así pasaron los días y Fito ya iba a la escuela más tranquilo y más contento hasta que terminó con muy buenas notas y  le hicieron una gran fiesta para despedirse de él, porque el siguiente año el iría a otra escuela.

Colorín colorado, este cuente se ha acabado.

Derechos reservados
Autora: Ketty Maritza Gómez Alarcón
Lima, Perú.

domingo, 7 de diciembre de 2014

LA GALLINA FELIZ

LA GALLINA FELIZ
(De Miss Cuentacuentos)

Había una vez en una granja muy lejana una gallinita muy feliz que ponía todos los días muchos huevos, muy grandes y nutritivos. 

Se la pasaba todo el día cantando y cantando, cocorocóoooooo, cocorocóooo y sus dueños estaban muy felices con ella, la cuidaban con mucho esmero y era su gallina favorita. 

Un día de pronto y de casualidad se le cayó uno de sus huevos y desde entonces dejó de cantar, dejó de reír y dejó de poner los huevos que estaban acostumbrados a recolectar sus dueños. Todos trataban de hacerla feliz nuevamente, pero no lo conseguían, la gallinita se la pasaba llorando todos los días y ahora ponía pocos huevos y encima muy pequeños.  Sus dueños ya no sabían que hacer, aunque la gallina feliz  que ahora estaba triste seguía siendo su favorita porque no eran los huevos que ella ponía lo que los tenía tan contentos sino la alegría que irradiaba todos los días y lo que conseguía al hacer su trabajo tan eficientemente. 

Un día la Gallinita feliz vio a sus dueños llorar fuera de la granja y se puso más triste aun, porque ella también los quería mucho y no quería verlos tristes. Entonces se armó de valor y se dio cuenta que llorar por algo que fue casual no valía la pena, que ella podía poner muchos, muchos huevos grandes y nutritivos para los niños de las escuelas del pueblo y empezó otra vez a cantar. No fue sencillo volver a estar alegre como antes pero poco a poco se dio cuenta que a su alrededor todo empezaba a mejorar porque ella decidió ser feliz otra vez y ahora tendría más cuidado. Los dueños estaban ahora muy contentos y también se dieron cuenta que a veces nos entristecemos más de la cuenta por algo que se puede resolver y mejorar, en el gallinero, en la granja y en el pueblo, ahora todos nuevamente era muy felices y por eso bautizaron al pueblo con el nombre de Pueblo Feliz, porque pasase lo que pasase la tristeza allí duraría poco, pues era más importante ser feliz y así hacer felices a los demás. Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

sábado, 6 de diciembre de 2014

EL CUERVO NERVO

EL CUERVO NERVO
(De Miss Cuentacuentos)

Había un vez  un cuervo , negro, negro, como el ébano, era muy bello, y  sin embargo solía estar muy solo. De vez en cuando paseaba por los campos de maíz. Un día conoció un campo nuevo  en el que se pasó horas y horas  buscando maíz, no halló ninguno. Lo que el cuervo no sabía es que ese campo de maíz era mágico y solo aparecía el maíz cuando alguien lo pedía con un por favor. El cuervo negro no sabía pedir por favor, cuando quería algo solo lo tomaba, tampoco sabía pedir perdón, ni daba las gracias.  Así que fueron muchos los días que se pasó buscando el tierno maíz.
Un día cansado de buscar, se sentó sobre un árbol de paltas, y dijo: ¡Basta! ¡Por favor! ¿Cómo  es posible que no halle ninguna rica mazorca habiendo tantas plantas de maíz, y mágicamente aparecieron las mazorcas más grandes y doradas que jamás había visto,  el cuervo no lo podía creer y lanzó un ¡GRACIAS DIOS! Y de pronto las mazorcas parecían multiplicarse ante sus ojos, de pronto se dio cuenta de todo lo mal que se estaba comportando y porque nadie se acercaba a hablar, ni jugar con él  y  cerrando sus redondos ojitos dijo ¡PERDON! ¡PERDON! Y de inmediato las mazorcas empezaron a caer a sus pies, desde entonces el cuervo Nervo  aprendió a decir, Por favor, Gracias y Perdón y nunca más tuvo hambre.   Colorín, colorado, el cuento se ha acabado.

Derechos reservados
Autora: Ketty Maritza Gómez Alarcón
Lima, Perú.


viernes, 5 de diciembre de 2014

CATALINA, LA REINA DE LAS FLORES

CATALINA, LA REINA DE LAS FLORES
(De Miss Cuentacuentos)

Catalina era una linda abeja reina, con la sonrisa más hermosa de toda la Tierra, era delgada y tenía unos pequeños ojos, muy vivos y brillantes y una gorrita muy graciosa y bonita que adornaban su sabia cabecita. Yo la veía casi todos los días cuando iba a la escuela, porque desde muy temprano ella regaba su bello jardín, limpiaba su bella casita de cera y me saludaba dulcemente con su gran sonrisa feliz. ¡Ah!  ¡Catalina!, era muy lindo verla limpiando su jardín, regando con tanto cariño a sus frondosos árboles, tenía muchas plantas de tomates, de ajíes y de yerbitas que seguramente echaba a sus comidas; me gustaba verla acomodando a los caracolitos para que no se peleen y también cuando se concentraba tanto en sacar las basuritas de su jardín y no se daba cuenta que yo la miraba y saludaba. Catalina siempre llevaba a su mesita las flores que ella misma sembraba, su casa era muy limpia y te podías pasar horas y horas sintiendo el rico perfume de su hogar. Cuantas veces quise entrar, yo solo observaba desde su ventanita de cristal. Catalina era alta, era buena, era bella y lo más lindo es que me sonreía al pasar, cuando se daba cuenta que allí yo estaba. A veces cuando se me hacía tarde en llegar a la escuela ya no veía a Catalina, pero sí lo limpio que ya estaba su jardín. la casita de Catalina quedaba en una esquina y desde el comienzo de su casa hasta el final habían plantas, árboles y lindas flores que con cuidado Catalina cultivaba. A veces me detenía a cantarle a los caracoles junto a mamá y siempre me sentía muy fresco cuando pasaba por la casita de Catalina, ella tenía el jardín más bello del mundo, y para mí ella era la reina de las flores. Cuando pases por su casa y la veas sonreír sabrás que la vida es bella, tan bella como la sonrisa de Catalina, entonces te acordarás también de mí, el sapito Io, que quería tanto a Catalina porque cuidaba con mucho amor a las plantas, árboles y flores, aunque ella no lo sabe aún.  


EL OSITO GRUÑON

EL OSITO GRUÑON
(De Miss Cuentacuentos)

Había una vez un osito muy gruñón  que se pasaba todo el día viendo solo los defectos de los demás. No se juntaba con nadie porque todos les parecían muy malos, muy flojos, muy melosos. Pero eso era solo por fuera, porque por dentro era un osito muy bueno y querendón. Todos se preguntaban porque el osito gruñón era así.  Un día en el que se celebraba la fiesta de la osita Julieta, la Osa Doris reunió  a todos los ositos y les contó algo que ellos no sabían. Hace mucho tiempo Osito gruñón no era así, es más él se llamaba Copito, porque tiene el pelaje blanco, blanco como los copos de nieve. Copito era muy feliz, sus padres eran los osos más fuertes del mundo, el se sentía muy orgulloso de ellos, sus papás eran los osos más cariñosos de todo el universo y el también era así. Pero un día vinieron unos cazadores y los persiguieron día y noche, a Copito lo escondieron en unas cueva muy profunda con mucha comida y agua y taparon la entrada con mucha nieve para que no lo encontraran. Pasaron días y días y una noche de verano la puerta de la entrada se derritió, Copito salió, llamó a sus papás, los buscó por todos lados y no los encontró, desde entonces Copito se volvió gruñón, no quiso saber nada de nadie, vagaba solo y lloraba mucho por las noches. Se refugiaba en la cueva que sus papitos le hicieron y podía pasar todo el día allí si es que no tenía hambre. Copito es así porque sus papitos ya no estaban con él y ya no tenía el amor y el cariño de ellos, y él no quiso que otros osos de la comunidad lo ayudaran y le explicaran que pasó . Se hizo grande solo, con mucho esfuerzo y pensaba que no necesitaba de nadie. Copito no es malo, solo es un osito sin el afecto que muchos le quieren dar pero que el no quiere recibir. Pero algún día Copito volverá a ser feliz, cuando permita que otros le den amor del bueno, porque solo el amor le sanará su corazoncito de osito querendón y volverá a sonreír, porque sus papás Osos querían verlo feliz. 

Derechos reservados
Autora: Ketty Maritza Gómez Alarcón

Lima, Perú.

jueves, 4 de diciembre de 2014

MARI MARIPOSA

MARI MARIPOSA
(De Miss Cuentacuentos)


Mari Mariposa era muy hermosa y muy ágil, le gustaba bailar y volar, no podía estar en un solo lugar mucho tiempo, se aburría muy pronto cuando tenía que quedarse por horas en su pequeña casita. Y así pasaba horas y horas volando y conociendo nuevos e interesantes lugares, donde conocía a muchas mariposas hermosas como ella y también a otros buenos insectos. Un día su mamá le dijo que por favor se quedara en casa pues estaba haciendo unos ricos dulces para ella y para sus primas que venían desde muy lejos a pasar el verano con ellas. Mari Mariposa aceptó quedarse pero no pasaron ni 2 horas y sus alas empezaron a aletear.  El dulce ya casi estaba en su punto, pero el cielo estaba más azul que nunca, el sol le sonreía y la invitaba a su morada para regalarle un chispita de luz que alumbrara sus noches. Mari Mariposa no lo pensó mucho y salió, solo sentía en su corazón  sus fuertes latidos, ella solo quería ser feliz y era feliz cruzando los prados, saltando de flor en flor, danzando con otras mariposas, descansado viendo el azul profundo del cielo. ¡Oh! Era tan feliz cuando las otras mariposas e insectos se reunían alrededor y ella les contagiaba su alegría y reían y reían casi sin parar, era un mundo de ensueño.

De pronto sintió un dolor inesperado, todo se tornó gris y se sentía caer. Pudo abrir los ojos y reconoció otros ojos enormes que no dejaban de mirarla y vio una mano que jaló feliz una de sus hermosas y coloridas alas, Mari Mariposa no entendía que pasaba, de pronto se dio cuenta que se había alejado mucho de casa, se adentró en un bosque desconocido y unos jovenzuelos la habían atrapado. Ella intentó volar y no pudo. Se pusieron a jugar con ella hasta que muy cansada se quedó dormida. Cuando despertó, estaba sola, recordó su casa, a su mamá,  sus prados, su sol, su cielo, a sus primas con la que le gustaba jugar mucho en verano y el dulce con la receta de mamá a punto de estar casi listo, como pudo salió y voló a medio cielo...con mucho, mucho esfuerzo;  cuando llegó a casa, el dulce estaba desparramado, la casa vacía, y una nota que decía: TE ESTAMOS BUSCANDO HIJA MIA, si llegas no salgas, te encontraremos. Te amamos. Mari Mariposa aprendió con mucho dolor que no debía desobedecer a su mamá, y que también tenía que aprender a encontrar muchas alegrías en casa, después de todo allí estaba la gente que la quería de verdad y que no dejaría que nadie más la lastimara. Lloró, lloró mucho, hasta quedarse dormida. Luego de varias horas, ya entrada la noche su mami y sus primas llegaron y la encontraron en su bella camita de ramitas de olivo, la dejaron descansar, y fueron a la mesa donde encontraron ricos dulces preparados por Mari Mariposa, con una gran nota que decía: Mamá te amo mucho, aprendí la lección, no me alejaré demasiado, ya entendí que estando aquí también puedo ser muy feliz, sin exponerme demasiado a los peligros de otros bosques.

Con el tiempo Mari Mariposa aprendió a volar otra vez, su alita quebrada sanó, le creció una nueva y muy fuerte y decidió poner una escuela de vuelo y de baile en su comunidad, para enseñar a otras nuevas mariposas a hacer cosas buenas y también felices y siempre les recordaba a las más pequeñas a obedecer a mamá y encontrar la felicidad en ellas y cerca de ellas. Colorín, colorado, este cuento se ha terminado. 

miércoles, 3 de diciembre de 2014

PUÍTAS, EL ERIZO ABRAZADOR

PUÍTAS, EL ERIZO ABRAZADOR
(Cuento para niños)
(De Miss Cuentacuentos)


Puítas, así se llamaba el erizo que quería tener muchos amigos, pero nadie quería jugar con él. El era un erizo  muy cariñoso y quería abrazar a todo el mundo. Pero en su afán de prodigar cariño se le escapaban una o dos puítas que hincaban a sus amiguitos. El estaba muy triste, porque solo quería que todo el mundo lo quiera. Era muy inteligente y muy creativo. Le dedicaba cartitas muy lindas con muchos dibujos a sus compañeritos de la escuela.

Solo su mamita lo abrazaba muy fuerte para hacerle saber que ella si lo quería y que no le importaba si una o dos puítas le hincaban porque sus abrazos eras muy ricos y ella lo amaba. Puítas abrazaba muy fuerte, tanto que hasta que se sentían los latidos de su corazón.

Un día Puítas estaba llorando mucho porque no tenía con quien jugar cuando mami hacía sus labores en casa o se iba a trabajar. Y así todo mojado por sus lágrimas lo encontró el elefante Dante, un animal muy sabio y muy viejo también, Se acercó cuidadosamente a Puítas y le dijo. ¿Puítas porque lloras? y Puítas le contó lo que le sucedía. Entonces le preguntó Dante A ver Puítas ¿y eso tiene solución o no tiene solución? Puítas, le dijo que sí.  Si tan solo cuando me acercara a mis amigos no los lastimaría, todo sería perfecto, yo solo quiero jugar con ellos, abrazarlos y ser muy feliz. A Dante se le ocurrió una idea. Se despidió de Puítas y regresó al día siguiente con todos los niños de la escuela. Cada uno de ellos tenía en sus patas delanteras dos corchitos.
Puítas estaba muy contento de verlo a sus compañeritos pero estaba extrañado pues no sabía que pasaría.

Fue entonces cada uno de ellos se le acercó y se disculpó con Puítas por no jugar con él por miedo a ser lastimado y luego de disculparse con mucho cuidado le ponían los corchitos en sus púas. Uno de sus compañeritos le dijo que le gustaría que lo abrazase muy fuerte como lo hace con su mamá porque debe ser muy lindo, pero que también tenía miedo, para luego ponerle los corchitos en sus puítas. Y así uno a uno, cada compañerito  le decía algo muy bonito sobre él y le ponían los corchitos en sus púas. Y así Puítas se llenó de muchos corchitos. Estos corchitos hacían que las puítas no hinquen más, pues cubrían las puntas. Cuando todas sus puitas estaban ya con corchitos, todos se pusieron a jugar.

Puítas era muy divertido, muy amoroso, muy creativo, muy generoso. Ahora todos los días jugaban en el parque con Puítas, pues cuando querían jugar con él le ayudaban a ponerse los corchitos. de pronto un día, los niños olvidaron colocarle corchitos a Puítas, porque todos querían jugar muy pronto con él, todos querían estar con él, Puítas era muy querido por su forma de ser y a sus amiguitos ya no les importaba si una o dos puítas les hincaban porque era más hermoso compartir tiempo con Puítas, ahora lo querían mucho, sin embargo Puítas y sus amigos siempre tenían mucho más cuidado al acercarse para los abrazos, y si una o dos puítas les hincaban, solo decían ¡au! disimuladamente, sus abrazos eran maravillosos. Y así todos fueron felices. 

COLORIN COLORADO, EL CUENTO SE HA ACABADO. ;)



DERECHOS RESERVADOS KETTY MARITZA GOMEZ ALARCON (PERUANA)