martes, 2 de octubre de 2018

EL CONEJO REQUEJO

Requejo era un conejo muy llamativo y muy querido por ser tan creativo, tenía dos hermosas y laaaargas orejas y por eso sabía escuchar. Todos los animales del bosque lo buscaban para contarle sus aventuras o algo que no querían confiarle a nadie más. Requejo era algo tímido pero su corazón era enorme y luego de escucharlos muy atento y respetuosamente dibujaba para sus amigos sus historias y personajes favoritos que parecían hablar por él. El amaba dibujar.  Por su forma de ser todos lo llamaban "El amigo elegido" elegido para contarles sus cosas. (A él lo elegían porque en el podían confiar) 

Un día cuando la luna comenzó a brillar, Requejo sacó de una hermosa cajita turqueza sus lápices mágicos y empezó a dibujarla feliz. No le tomó mucho tiempo porque ya había estado pensando como dibujarla hacía mucho tiempo, ya tenía hechos algunos bosquejos, hacía bocetos en todos sus cuadernos de la escuela. En su dibujo la Luna era una cuna de cristal muy bella  que mecía los corazones de seda de los seres de toda la tierra y para alumbrarla con luces eternas había una veintena de estrellas doradas como el sol. De pronto escuchó que en su puerta tocaban con buen son, tin tan, tin ton, era el Oso Carusso que había perdido hace días su corazón azul. Fue a preguntarle si no lo había visto en la luna durmiendo antes de la época de hibernar. Requejo el conejo, lo hizo pasar, le sirvió un café y una pizza real. Se acomodó en su negra hamaca con dibujos de búhos multicolores y le invitó a sentarse en su gran sillón relleno de suave algodón, el mejor traído desde la zona sur del Perú. Carusso se sentó y apenas lo hizo, lloró con dolor por su corazón, extrañaba sus latidos y sus ganas de abrazar a todos porque la había perdido. Le contó por horas donde estuvo para intentar recordar donde lo dejó la última vez, hasta que se quedó dormido. 
Requejo, lo abrigó con su mantita azul pintada de estrellas, le puso un almohadón en forma de pera y salió. (Requejo tenía una colección de almohadones y cojines en forma de frutas y a ti ¿queé fruta de gusta?) Las horas acariciaban sus pestañas y temía que el sueño lo pueda vencer, así que dibujó una planta de café y un pequeño molino para preparar luego algo que lo reanimaría para seguir en la búsqueda del corazón de su buen amigo el oso Carusso. Ya iba a amanecer cuando escuchó al gallo Cayo, anunciar que ya eran las 6 de la mañana y se dispuso a volver. Cuando abrió la puerta, debajo de ella, en un sobre color perla encontró el corazón azul de su amigo el oso, que al final resultó que él mismo se lo había enviado a la Osa Brisa y que de tan feliz y enamorado que estaba de ella, lo había olvidado. Requejo despertó  a Carusso y le mostró su corazón lleno de besos de Brisa, quien muy avergonzado le dio las gracias y prometió ser menos olvidadizo. Carusso volvió a su casa y Requejo se quedó en la suya dibujando a Carusso y Brissa mirando la luna y las estrellas en un almohadón en forma de corazón azul. <3

Derechos reservados
Autora: Ketty Maritza Gómez Alarcón
Lima, Perú.

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